Una parte fundamental de todo presupuesto personal son los costos: identificarlos, registrarlos y tener noción del nivel de gastos con respecto al ingreso, es fundamental para ordenar las finanzas personales. Hay dos grandes tipos en los que pueden agruparse los gastos, estos son los fijos y los variables. 

Gastos fijos: son aquellos que deben abonarse sí o sí en el mes, y sobre los cuales no es posible hacer modificaciones en el monto que se debe pagar. En esta categoría entran, por ejemplo, el alquiler, los seguros, los servicios y las tarjetas de crédito. En algunos casos, como el alquiler y el seguro, el costo viene dado por el valor determinado en la contratación. En otros, el costo estará determinado por los consumos que hayamos realizado, es el caso de la tarjeta de crédito y los servicios, que cuanto más los usemos más deberemos pagar al momento del vencimiento. Si bien el valor puede cambiar de acuerdo al consumo, el gasto será fijo, es decir que no podremos modificarlo al momento de pagar.

Gastos variables: los gastos variables, en cambio, son aquellos sobre los que podemos variar el monto, un ejemplo es el gasto que se realiza en compras del supermercado. Se trata de una compra recurrente, pero en cada compra pueden variar los productos que se estén adquiriendo y eso hará que la compra sea más o menos cara, es decir, hará variar el costo. Otro ejemplo son las compras por delivery, que es un gasto sobre el que podemos variar el costo e incluso decidir si hacerlo o no. 

Lo más importante es calcular y registrar cada gasto, e incluir toda la información en un presupuesto personal para mantenerlos ordenados y llevar un control que permita planificar mes a mes.